lunes, 26 de septiembre de 2011

UN NUEVO SEMESTRE

                                                                                      “Digamos que existen dos tipos de mentes poéticas:

                                                                                       una apta para inventar fábulas,

                                                                                       y otra dispuesta a creerlas”.

                                                                                                                                                             Galileo.

Hemos comenzado un   nuevo semestre  académico.  Nuestro primer inicio de clases  con  la  policía  en la portería  para  proteger a un  rector  que habría cuadrado un  plan  pistola  con  paramilitares para  asesinar estudiantes. Un inicio  de semestre  bajo el nuevo régimen disciplinario que castiga    jugar  pirinola  o  pegar carteles   en los  muros pero   que no  sanciona al  rector  que   cuadra  un “plan pistola”.  Un  semestre  que no será muy  diferente al anterior, durante el cual  la policía,   ante  la  complacencia de la directivas,   agredió diariamente a estudiantes  que exigían su  retiro  de la  universidad. Como   consecuencia de ello la universidad se  evacuó en varias ocasiones y decenas de estudiantes   fueron  atendidos  en    el hospital.
Pero  existen mentes que    inventan   fabulosas  historias que pretenden  ocultar  la realidad y   llevarnos  a un mundo imaginario en  donde directivas  universitarias y    la  bota   militar son el binomio que garantiza nuestros derechos.  El “rector”  dice   ser un ciudadano  honesto  a pesar   de  hablar sobre  planes pistola con paramilitares.  El  “honorable”  concejo  superior   dice  que   la policía  protege y garantiza los derechos de los estudiantes, además  aprueba un  reglamento  disciplinario que garantiza  los derechos  de  toda  la comunidad universitaria, aunque convierte en falta  jugar   parqués,  pegar carteles  o hacer asambleas  con sonido en  la universidad; igualmente afirma   que   toda  la  comunidad   universitaria apoya las medidas   represivas  implementadas  y  ahora   sí se siente segura.  El consejo académico se  pronuncia  a favor  del   rector  que  habla con los  paramilitares  y  apoya   todas   las medidas represivas impuestas  a  la universidad. La  administración,  para “facilitar” las actividades de protesta estudiantil, cierra  la universidad cada   vez  que  los  estudiantes   convocan a  una  marcha  para  protestar contra la  represión.
Aunque   las mentes   poéticas   del  rector,  el  general y  los   consejos  superior  y  académico   inventen  fabulas  acerca  de la   ciudadanía universitaria y  de  la protección de nuestros  derechos  por  parte del ESMAD, no   todos los estudiantes tenemos las mentes   poéticas que  crean tales  fabulas. Tenemos presente  que nuestra universidad  la   dirige  un   hombre    nada honorable  –por  cierto,  impuesto como rector  por  un  exgobernador     encarcelado  por paramilitarismo-  que  se puso de  acuerdo  con  un  paramilitar   para  asesinar miembros  de la  comunidad universitaria. Que en  las   porterías de  la universidad se ubican  cuadrillas uniformadas para  proteger  al  rector   del plan pistola y lanzar   bombas  contra los gritos de  protesta estudiantil, siendo  valientes  cuando entre  varios   golpean  a un estudiante armado   de ideas. Que los muros de  concreto   terminados en alambradas  de  púas   son propios de cárceles o  de campos de concentración,  pero son  extraños a las   universidades.  Que el  conjunto de medidas represivas impuestas, incluyendo  la apertura de procesos disciplinarios  a  estudiantes y  trabajadores,  tienen  por  finalidad  proteger   a los nada  honorables  directivos de  la universidad y  paralizar la protesta estudiantil  frente  al proyecto  legislativo que  busca debilitar aun más la educación  superior  pública.
Frente  a tan  infame realidad   no  faltarán  los  estudiantes  llenos de dignidad   que se negarán a presentar   el carnet en la  portería y   al entrar en  biblioteca,  no faltará quien  defienda su derecho  a   la libertad de expresión, plasmando  la suya  en  un  cartel   o   grafiti  libertarios; quien  proteste  contra   la presencia  de la bota  militar en  la  portería, y la  paramilitar en  la rectoría;  quien  juegue  una partida  de cartas  en  el burladero  o  utilice  los   baños  o  salones  para  echarse  un polvo  libertario a  pesar  de que  el  reglamento estudiantil  sancione  el uso  “indebido”   de  las  instalaciones   de la universidad.
Frente a las  fabulas de la  administración universitaria la   protesta  y   resistencia estudiantil es un  imperativo ético. Ellos pueden   invitar  sus fabulas, pero  que nosotros las creamos  es  otra  cosa.
*por  Emilio  Lagos.

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